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martes, 4 de septiembre de 2012

Un redoble de tambores, por favor (III)

Por fin llega el tan esperado desenlace. Siento haberme enrollado tanto, empecé pensando terminar en una sola entrada pero según escribía me iba dando cuenta de todo lo que iba a dejar de contar si lo acortaba tanto.

Como os iba diciendo anoche, finalmente conseguí compañeros y plan para despedirme de este último verano de estudiante como Dios manda. Cuando ya estaban casi todos los preparativos listos y a menos de un día de la salida me escribió la amiga a la que pretendía dar una sorpresa para decirme que al final no iba a poder ir a Laredo hasta la última jornada que me quedaba yo o más tarde (porque veréis, para no cagarla utilicé con su permiso a mi gancho como excusa para preguntarle a esta chica cuándo iba, ya que ellas dos no podían contactar entre sí). No teniendo internet ninguno de los dos al llegar allí ni ella móvil con línea española iba a resultar complicado verse allí finalmente, así que tuve que confesar mi intención para al menos intentar buscar allí la forma de vernos. Con todo el equipaje preparado y los billetes de autobús comprados no se podía hacer otra cosa que ir a pasárselo bien y cruzar los dedos para que los planetas se alineasen.

Así que allí nos plantamos con toda nuestra parafernalia, disfrutando de la playa, nuestras recetas improvisadas y competiciones absurdas hasta nuestro último día en el norte. Después de recoger todo, tomarnos la sangría y que nos guardasen las cosas, mis amigos me presionaron para irse a la playa como despedida, por lo que no habiendo ningún plan mejor hacia ella nos dirigimos. Tras quemarnos al sol y remojarnos un poquito por última vez nos quedamos sentados en un bordillo del paseo marítimo para hacer tiempo hasta coger el autobús de vuelta. En esto que levanto la cabeza y veo a una chica que se parece a la amiga de la sorpresa, lo atribuyo al efecto de la sangría y sigo girando la cabeza... hasta que veo a una señora igualita que su madre. Cuando se dan esas dos casualidades uno puede decirse a sí mismo que es aún un espejismo por el alcohol porque en un pueblo relativamente grande y con una playa tan extensa es muy difícil encontrarse por azar o puede tirarse al fango y arriesgarse a quedar como el culo. Lo cierto es que no soy una persona con mucha vergüenza a día de hoy, por lo que tiré por la segunda opción y acerté. Al final sí que se alinearon los planetas, tampoco voy a protestarles porque lo hicieron en el último momento...

Y esa ha sido la historia de mi viaje. Cuando uno va a hacer tantos kilómetros por dos personas además de otras razones se espera algo muy especial y cuando vuelve es típico pensar que no ha sido para nada como creía, pero como me dijo cierta conocida reciente: "Algo es especial cuando tú crees que es especial"; así que me quedo con lo más bonito y unas cuantas fotos para el recuerdo.

Ahora uno se encuentra aquí de vuelta de este y otro viaje con mis padres a Bizkaia, después de haber visto el piso y los alrededores, rodeado de cajas llenas y tras emotivas despedidas y siente que todo se ha parado por un momento, como si fuese la calma que precede a la tempestad. Abrir cajones para localizar objetos útiles que llevarme y encontrarme servilletas firmadas por mis amigos en quedadas famosas, recetas de cócteles secretos creados por nosotros o listas de frases de profesores de la facultad no tiene precio, pero hoy más que nunca hay que avanzar. No se van a mover de ahí, así que estarán esperándome cada vez que vuelva para hacerme recuperar una parte de mi pasado.

Esta es mi despedida final. No habrá cuarta ni siguientes partes para vuestro alivio y el mío, pero tened claro que pronto escribiré otra vez para hablar sobre mi llegada e instalación y sobre las primeras discusiones con mis compañeras de piso jaja. Para quien tenga curiosidad, la idea del título la saqué al acordarme del del capítulo trece de la primera temporada de Cómo conocí a vuestra madre. Hasta pronto.

1 comentario:

  1. La verdad que sí.. que parece que todo se para... Diría que la transición es muy mala :p

    No hace falta ni que te desee lo mejor porque sé seguro que te irá muy bien. Espero seguir leyéndote ^^

    -Akima-

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